
La furia de la naturaleza no da tregua. El huracán Erick se ha convertido en un monstruo del Pacífico, alcanzando la categoría 4 con vientos sostenidos de 230 km/h y ráfagas que rozan los 275 km/h, enfilando de lleno hacia las costas de Oaxaca y Guerrero.
Según los reportes más recientes, el coloso tropical se localiza peligrosamente cerca de tierra firme, y su impacto se espera en las próximas horas, específicamente entre Lagunas de Chacahua Oaxaca y Punta Maldonado Guerrero, dos puntos costeros que ya se preparan para lo peor.
El Gobierno federal ha desplegado miles de elementos del Ejército, Marina, Guardia Nacional y Protección Civil, en una carrera contrarreloj para proteger a la población. Tan solo en Guerrero se activaron más de 580 refugios temporales, mientras en Oaxaca se suspendieron clases, actividades portuarias y hasta el servicio eléctrico en ciertas zonas, comomedida preventiva.
Pero el peligro no solo viene del viento: olas de hasta 15 metros, posibles trombas marinas y lluvias torrenciales podrían generar inundaciones, deslaves y afectaciones masivas, especialmente en zonas de alto riesgo. Hay reportes de evacuaciones forzadas y carreteras cerradas por precaución.
Expertos del Centro Nacional de Huracanes no descartan que Erick alcance brevemente la categoría 5, pues ha duplicado su fuerza en menos de 24 horas, un comportamiento poco común que recuerda al devastador huracán Otis, que azotó Acapulco en 2023.
Las autoridades insisten: no subestimar el peligro. Aunque no todos serán evacuados, la indicación es clara: refugiarse, mantenerse informados y evitar salir. Este es uno de los fenómenos más intensos de los últimos años en el Pacífico mexicano, y no se debe bajar la guardia.