
Por Martin Gómez G.
En el complicado mundo de las finanzas personales, muchas veces las decisiones tomadas pueden tener consecuencias imprevistas y desafortunadas.
Este es el caso de la experiencia con la tarjeta de crédito INVEX que ha tenido que enfrentar Rubén, un exitoso empresario veracruzano, de quien omitimos mayores detalles, por cuestiones de seguridad, quien decidió compartir con este medio, la terrible experiencia con este producto financiero que, lejos de ofrecer una alternativa financiera y la comodidad y seguridad de no portar efectivo en las calles, se ha convertido en una fuente constante de estrés y preocupaciones.
El Comienzo del Agobio
Todo comenzó cuando Rubén recibió una atractiva oferta de INVEX para obtener una tarjeta de crédito. La propuesta prometía beneficios que, a primera vista, parecían muy tentadores. Por esa razón él decidió aceptar la oferta y, poco después, recibió la tarjeta directamente en su domicilio. Fue ahí donde comenzaron los problemas.
Desde el principio, Rubén un hombre con experiencia en los negocios, no le inspiró mucha confianza la institución financiera INVEX debido a la falta de sucursales físicas y la poca información disponible en línea. Sin embargo, el verdadero calvario comenzó cuando, a pesar de que ni siquiera había sacado la tarjeta del sobre en se la enviaron, empezaron a aparecer cargos por compras que nunca había realizado.
Cargos Fraudulentos y Comisiones Injustificadas
El primer signo de alarma fue cuando le llegó su primer estado de cuenta y encontró una serie de cargos por compras en establecimientos que no conocía, en lugares que nunca había visitado. Además de los cargos fraudulentos, Rubén notó que había una serie de comisiones por conceptos que jamás había solicitado ni autorizado. Las tarifas eran exorbitantes, y no tenía ningún sentido que me estuvieran cobrando esas sumas.
La Burocracia de la Cancelación
Fue entonces cuando Rubén decidió tomar cartas en el asunto y tras recibir una llamada del servicio al cliente de INVEX, intentó resolver el problema. Aquí fue donde la verdadera pesadilla comenzó. No disponen de sucursales físicas y todos los trámites deben hacerse por teléfono o en línea, lo cual de por sí añade una barrera significativa para quienes como Rubén, estamos acostumbrados a tratar estos asuntos en persona.
Cada vez que le llamaban, le atendía un operador diferente que pedía nuevamente todos sus datos y explicaciones de la situación. Aunque aseguraban que se resolvería pronto, cada día que pasaba Rubén encontraba más cargos en su cuenta y ninguna solución a la vista. Decidió entonces solicitar la cancelación definitiva de la tarjeta, pero fue inútil. No solo no le cancelaron la tarjeta, sino que siguieron acumulando cargos y comisiones.
Hostigamiento y Amenazas Constantes
La situación se agravó aún más cuando Rubén comenzó a recibir llamadas telefónicas diarias, incluso varias veces al día, para exigir el pago de las deudas infladas por compras no realizadas y comisiones inexistentes. Aparte de la insistencia y el acoso constante, las amenazas de realizar denuncias judiciales eran la norma en cada llamada. El hostigamiento se volvió insostenible y afectó directamente la calidad de vida y salud emocional, provocando en Rubén un estrés continuo.
Un Problema Generalizado
Investigando más a fondo en Internet, Rubén pudo darse cuenta de que no era el único afectado por estas prácticas irregulares y abusivas de INVEX. Existen innumerables testimonios y quejas de personas en la misma situación. Todos relatan problemas similares: cargos por compras no realizadas, comisiones sin justificación, imposibilidad de cancelar la tarjeta y un hostigamiento telefónico incesante. La falta de sucursales físicas y la incompetencia del servicio al cliente son temas recurrentes en todos los relatos en internet, incluso se han conformado grupos de usuarios afectados por esta institución bancaria, que intercambian experiencias para intentar defenderse.
Reflexiones y Lecciones Aprendidas
La experiencia que ha tenido Rubén con la tarjeta de crédito INVEX ha sido un verdadero calvario. Las irregularidades, la falta de transparencia y las prácticas abusivas de esta institución financiera se llevan a cabo en la más absoluta impunidad, sin que la autoridad encargada de solucionar estos temas, sospechosamente puedan actuar sobre esta empresa, ya que muchos usuarios que han recurrido a la Condusef no han obtenido una solución y le han dado la razón a INVEX. Este desafortunado episodio le ha enseñado importantes lecciones a Rubén sobre la importancia de investigar a fondo cualquier institución financiera antes de aceptar sus productos, y a no dejarse llevar por ofertas que parecen demasiado buenas para ser verdad.
Conclusión
Finalmente, Rubén hace un llamado a todas las personas que estén considerando aceptar una oferta de tarjeta de crédito de INVEX. Piensen dos veces antes de tomar una decisión. Asegúrense de investigar a fondo y lean las experiencias de otros usuarios para evitar caer en las mismas trampas. En su caso, la experiencia con INVEX ha sido una mezcla de frustración, impotencia y una carga financiera considerable que espera poder resolver algún día, en tanto -aseguró- que llegará hasta las últimas consecuencias en materia jurídica ante las instancias correspondientes, y no por el monto que le están exigiendo sin siquiera haber abierto el sobre de esta tarjeta, sino para que no permitan a empresas como esta, actuar con total impunidad en este tipo de acciones ilegales.
A través de este testimonio, el objetivo de Rubén, es advertir a otros potenciales consumidores de este tipo de «oportunidades financieras» que empresas como INVEX, ofrecen en centros comerciales de prestigio o a través de internet en redes sociales, para que antes de aceptar cualquier herramienta de este tipo, investiguen acerca de ellas, al mismo tiempo solicitar una mayor intervención de las autoridades para regular y sancionar prácticas financieras abusivas que afectan a tantas personas en nuestro país. Es crucial que se establezcan mecanismos que protejan al consumidor y se sancionen estas irregularidades para que casos como el de Rubén no se repitan.
¿Pero usted querido lector que opina?. Nos gustaría saber su opinión.