
NADIE PIDIÓ MI OPINIÓN, PERO…
Veracruz: La derrota anunciada de Morena
Por Martín Gómez G.
La jornada electoral en Veracruz dejó al descubierto una realidad incómoda: Morena perdió no por falta de estructura, sino por exceso de soberbia. La decisión de Luisa María Alcalde y Andy López Beltrán de centralizar la selección de candidaturas terminó por dinamitar lo que parecía un triunfo seguro.
Desde el Comité Ejecutivo Nacional se dictó la orden: las candidaturas las define “el nacional”, sin intromisiones. Traducción: ni la gobernadora, ni las dirigencias, ni los liderazgos locales fueron tomados en cuenta. Y cuando se le pide a una mandataria estatal que se haga a un lado, lo que se obtiene no es neutralidad, sino omisión. Lo demás fue consecuencia.
Todos los gobiernos han tenido sus “ahijados”: Nahle, Cuitláhuac, Yunes, Fidel… No es novedad. Lo inédito fue cortar de tajo los hilos locales bajo la bandera de la pureza metodológica de las encuestas, y con ello romper los equilibrios que daban cohesión al movimiento. Fue como soltar el timón a media tormenta.
En el recuento de daños, se intenta minimizar la pérdida de municipios importantes y pequeños, pero pérdidas al fin. En el altiplano ya tomaron nota: Movimiento Ciudadano creció más de lo previsto, y el abstencionismo dejó claro que miles de votantes se quedaron en casa, sin motivación ni liderazgo cercano que incentivara su participación. La centralización excesiva no solo costó votos; costó la narrativa de lo que parecía un triunfo inevitable. Y para colmo, el gran promotor del movimiento —desde la mañanera— brilló por su ausencia. Todo se conjuntó.